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  • Foto del escritorEl pez que camina

HAY QUE GRITAR, PERO GRITAR CHINGÓN

Actualizado: 30 sept 2018

Bordeando el patio de tierra, hay dos pequeñas edificaciones: una, la cocina, con el comal ardiendo sobre las brasas, como todas las cocinas que huelen a tortilla. La otra, multiusos: oficina, sede de la radio, dormitorio al aire libre, celdas. En el tronco del árbol grande, sombra bendita, cuelgan unos cuernos de chivo. Son los únicos “cuernos de chivo” que tienen la PC, así le llaman aquí, no solo a los cachos que cuelgan del árbol –y del chivo–, sino al fusil AK 47, la kalashnikov.


Los Policías Comunitarios tienen, golpeando contra sus muslos, solo escopetas de un tiro calibre 12, 16, 20. Los comandantes y pocos más, tienen en el cinto algún revolver alojado en una funda de cuero.


–Paso redoblado, ¡ya! Firmes, ¡ya! presentar armas ¡ya!


Aun cuando a la vista de todos hay un letrero que informa que no se recibirán denuncias hasta nueva orden, la voz de los paisanos no deja de sonar: me han robado el guajolote, la vecina no limpia su porqueriza y puede atraer enfermedades, ¿pueden llamar por radio a aquel paisano de la comunidad de arriba para que baje? ¿qué se ha resuelto del caso de mi detenido?



La Casa de Justicia, la grande, la matriz, queda en el pueblo donde en la catedral, por encima del Jesús crucificado, se ubica una escultura colorida y voluminosa del Rey Luis de Francia. Esta es, desde hace casi veinte años, la casa de la CRAC-PC, Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias–Policía Comunitaria. La policía auxiliar, así le llamaban antes, se creó un 26 de Septiembre cuando la gente de algunos pueblos de Guerrero, harta de muertes, de asaltos y sobretodo de violaciones en los caminos, formó su propia policía, una policía conformada por el pueblo, por los mejores de cada pueblo, dicen.

La PC está sustentada, según cuenta con propiedad uno de los Coordinadores de la CRAC, por la misma constitución de los Estados Unidos de México y por el Convenio 169 avalado por la presidencia ante la OIT, que se refiere al derecho de los pueblos originarios para autogobernarse.


–Flanco derecho, ¡ya! Flanco izquierdo ¡ya!


A grandes rasgos puede decirse que la CRAC-PC implica, por un lado, un órgano policivo y por otro uno de justicia. Los policías comunitarios, armados y con camisetas o gorras donde se lee el nombre la de institución, vigilan, detienen y atienden casos menores. Los coordinadores y un cuerpo de acompañamiento como consejeros y autoridades locales, se encargan de dictar ordenes de aprensión, investigan y condenan.

Los detenidos, 13 por estos días, viven en celdas de la CRAC, comen lo mismo que los policías y hacen trabajo correctivo, en ello consiste la condena, deben trabajar en las comunidades: construyen, limpian y podan durante el tiempo que la justicia comunitaria ha determinado de acuerdo a su delito: abigeato, asesinato, robo, o tantos otros.

–Ahora sí los caminos son seguros, no cien por ciento, pero arrasamos con casi todo. Dice alguno, gorra en mano para enjugar el sudor.




Aquí las decisiones las toma la asamblea, la asamblea propone y vota con brazo erguido. La asamblea, es decir, la gente de las comunidades determina quién de la suya debe ser policía, personas con buena conducta y ocupadas de la comunidad. La asamblea decide también quién debe ser coordinador, incluso cuando el mismo sujeto propuesto se declara no apto, inapropiado, poco disponible; la asamblea vota, decide y se cumple.



Pero ni la asamblea logró que hoy por hoy no hubiera en boca de todos un nombre asociado a la corrupción y la mala racha de la PC. Eliseo, Eliseo, Eliseo.

Balacera entre policías comunitarios, acusaciones de robo, destrucción de torres de radio; un coordinador “comprado por el gobierno” dicen ellos, que golpeaba y torturaba, que iba abriendo casas de justicia sin asamblea ni consentimiento, que robó dinero y que era algo así como un bandolero. Eliseo, Eliseo, Eliseo. Guerra interna, y al final, por otros delitos, cárcel de la justicia regular para el muy nombrado.


–Una vez más, a ver si nos sale mejor, es cuestión de no confundir la mano. Flanco derecho ¡ya! Flanco izquierdo ¡Ya! Marrrchen. Redoblar paso ¡ya!


Están por celebrar su 20 años, por eso no hay tiempo para muchas denuncias, hay reuniones, asambleas, preparativos y, allá bajo, al amparo del techo de la cancha de un pueblo cercano, varios policías entrenan “el orden cerrado” para el desfile, caminar con elegancia, presentar las armas y para romper filas gritar, pero gritar chingón, dice el instructor, que retumbe en voz de sus policías, el lema de la CRAC-PC, con una significativa modificación en el tiempo verbal.




–El respeto a nuestros derechos, grita el instructor

–Es justicia


Antes, la respuesta a la voz del instructor habría sido formulada en tiempo verbal futuro, será justicia, ahora a pesar de la corrupción, del cerco mediático, de la intromisión del gobierno mexicano, y de las diferencias internas, la respuesta es en fortalecido presente.


– Ya que gritaron chingón, pues rompan filas.


Septiembre 13 de 2015. San Luis Acatlán, Guerrero.


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