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  • Foto del escritorEl pez que camina

YO, OBRERO

Actualizado: 28 jun 2018



Mi nombre es Oscar. Yo vengo de un pueblito nombrado Gramalote, de una familia humilde, trabajadora. Acá, al Catatumbo, a Caño Indio, llegué hace muchísimo tiempo a trabajar, eso fue antes de que hubiera coca. En ese tiempo la gente iba tumbando monte y fundado, trabajaban con ajonjolí y con madera, pero eso no daba y cuando llegó la coca, muchos patrones se pusieron con eso.


Yo no soy patrón, yo soy obrero, pero como obrero pues uno está de parte del patrón, que a él le vaya bien, pa’que el obrero pueda tener al menos trabajo. Con la mata de coca, era más facil para nosotros los trabajadores sacar un sueldito y con menos matazón. No digamos que eso nos cambió la vida a nosotros los obreros, no, pero sí era un alivio, porque se veía la platica.


Yo ahorita soy aserrador. La situación me llevó allá, pero quisiera jamases tumbar un árbol, porque yo sé el daño que se está haciendo y además no da, comercializar madera de aquí para allá, no da. Porque toca que darle plata por el camino algotros personajes… porque aquí no hay nada de legal, no hay nada, no hay cómo sacar un permiso, una guía para vender esa madera.


Todo esto aquí eran puras montañas y puros caminos. A nosotros nos tocaba cargarnos la panelita y la salecita, de allá, de Vetas, del Mirador, a pie. La madera la tirábamos era por lo caños. Y la sacábamos donde estaba más cerca la carretera. Cuando llegó la mata de coca, todo se empezó a mover era por mula: combustibles, abono, mercado. Aquí esa mata ha sido la mamá de nosotros. No digamos que nos enriquecimos con eso, no, ni nosotros, ni el patrón, pero al menos teníamos un empleo estable. Aquí nadie se hizo millonario, eso es una vil mentira. Lo que sí es cierto, es que la mata generaba mucho empleo, había fumigadores, arrieros, cambucheros, raspachines, jabonadores y lo mismo pa’l comercio, eso se movía el trabajo. Y si usted, por ejemplo, se quedaba sin mercado, iba a Vetas, o a Tibú, y cualquiera le fiaba un mercado y usted se salía del problema. Ahorita a uno no le fían una panela en Tibú, ni un kilo de arroz en Vetas, ni en ninguna parte, porque claro, ellos cómo van a fiar si saben que uno no tiene nada y está es esperanzado en algún líchigo que le va a llegar del Gobierno.

En lo del comercio de la mata, uno no se metía. Apurado llegaba esto, a raspar la mata. El que hace dinero con eso es otro. Aquí llegaba un sólo pendejo, de esos con plata, y ponía a trabajar a raimundo y todo el mundo, recogía todo y se iba y a nosotros, pues, por ahí, nos pagaba cualquier guevonada y nosotros con eso estábamos contentos. De eso es que nosotros vivíamos: del trabajo.



Yo ya tengo 55 años y he visto muchas cosas. Vi por ejemplo el Plan Colombia(1), promovido por Álvaro Uribe Vélez. Cuando eso, nos decían que iban a acabar con los pobres, con la pobreza y, resulta que sí, casi nos acaban, pero a punta de bala, porque aquí lo que llegaron fue a masacrar, a torturar; quisiera o no quisiera, uno tenía que salir desplazado y más en esta vereda, poque lo que decían era que aquí, eran guerrilleras hasta las gallinas. Cuando ese tiempo sí, la guerrilla pasaba, pero no era que la vereda fuera guerrillera.


Yo soy una de las personas que salí desplazado de acá cuando esa temporada y jamás, ni nunca, le he comido un kilo de arroz al gobierno siendo desplazado, porque cuando uno iba a colocar el informe de que salía desplazado, de una vez le tomaban datos y toda esa cuestión y, a veces, iban y lo buscaban a uno en la casa y ahí mismo lo sacaban y lo masacraban, por ese temor yo no tengo la carta de desplazado.


Todo eso fue cuando venían los paras(2) y estaba las FARC también por ahí, pero yo tranquilo, porque no debía nada. Trabajaba con una familia que era evangélica, y decían: –sobre la palabra de dios y el señor, a nosotros no nos va a hacer nada. Ellos no se iban a ir, así como se estaba yendo todo el mundo de aquí y, me dijieron que me quedara. Eso era ahí donde ahora está el campamento de la gente que era de las FARC, o sea donde están las casitas para ellos. Un día yo me puse a recoger un material: gasolina, aceite, ACPM y cemento. Llevé un viaje, cuando venía por el otro viaje, ya habían dos paras en el cambuche y dos en la cocina. Cuando los miré, yo me eché para atrás, pero ellos me alcanzaron a ver y me siguieron por donde yo me metí en la montaña. Me perseguieron con un perro que ellos llevaban, pero ahí me les escapé y no me dejé agarrar. En seguidita yo ya empecé a escuchar los tiros y los lloros de las otras personas, de los evangélicos. A ellos los mataron, los masacraron allá. Yo me fui a esconder y a dormir a la montaña y, andando y andando, fue que llegué a Cúcuta.

Esa época fue terrible. Cuando pasa todo eso que pasó por aquí, es que usted conoce el miedo de verdad y el terror.


Con el tiempo, yo volví, porque esto ya se compuso, ya con la desmovilización de ellos(3) y ahora con el proceso de paz, esto se acomodó un poco. Y ahí mismo, donde está la zona veredal (para los ex combatientes de las FARC), ahí fue donde salí desplazado y ahorita pues, me da alegría ver que hay un poco de casitas, gente viviendo ahí. Y ya hasta mi hijo anda conmigo, por ahí él va y juega fútbol allá, socializa, se integra. A ellos les cuento mi historia, a él le digo: Mire hijo, acá de esta parte yo salí desplazado, mire ahorita esto cómo está, el cambio que hay ¿si ve? Entonces, eso es alegría, de igual forma no está perdido todo, porque ya se callaron el pico los fusiles un poco y mermó toda esa vaina, la corredera, la zozobra.

Con eso de la paz también llegó el tema de arrancar las matas de coca(4). Porque entonces, si la mata era un factor para perturbar la paz, la idea es erradicar; la gente le está apostando todo a eso. Pero la paz no puede llegar sola, tiene que llegar con algo, al menos con un pan debajo del brazo para nosotros, porque acá en la actualidad no hay nada de trabajo y la expectativa es muchísima. Uno como obrero, prácticamente, se siente como desplazado modernamente, porque sin matas, quedamos sin trabajo.


Decían que con lo de la sustitución (del cultivo de coca), los obreros iban a tener un milloncito de pesos mensual, como una ayuda, porque eso se veía venir: que nosotros íbamos a quedar sin trabajo y que supuestamente al obrero con méritos de campo, de trabajo, de progreso, le iban a brindar tierra, pero al tiempo que vamos, yo no he recibido un peso y entonces esto ya empieza a preocupar.

A los que sí les ha llegado el pago es a los patrones, pero les están llegando una plata que ellos la utilizarán para comer, para su mercadito, pero con eso ellos no van a tener la capacidad pa’ pagar un obrero. Y es que con recibir esos pesos no es que Caño Indio se acomodó, o que los patrones de Caño Indio se enriquecieron, no, aquí todos ellos tienen que empezar de cero, porque es que vuelvo y digo: acá no hay nada, acá esto es desértico prácticamente, lo único que había era esa mata.


Ahorita la gente aquí está comprometida y entregada a arrancar, a erradicar la mata, la gente le puso el corazón. Y es que aquí enterraron la madre viva, como dicen, porque es que usted botar lo que le da la comida de todos los días, eso es duro y arriesgado, porque la cambiaron por algo que está plasmado en un documento y que todavía no se ha cumplido.(5)



Donde antes hubo matas, ahora los patrones hacen potreros o algotros cultivos de pancoger y para eso necesitan tumbar, talar más monte, porque donde se arrancó la coca, de pronto pasto sí crece, pero algunas otras plantas, no. Y además están las otras rastrojeras, eso lo hizo el Estado cuando las fumigaciones con glifosato para acabar la mata, eso quedó desértico. Antes el ajonjolí y el arroz lo sembraba usted con una palanca, con una puya. Ahorita no. No se puede hacer eso, porque la tierra no da. Entonces, ahorita se están talando muchas montañas para empezar otros cultivos. En eso es en lo que yo trabajo, como aserrador.


Yo estoy socolando. Socolar es tumbar el monte más bajo en la montaña para que los otros obreros le prenden candela, para sembrar después(6). En este momento el que está tumbando es mi hijo. Pero entonces, el palo que hay de tumbar, nosotros no se lo dejamos tragar a la candela, nosotros mismos lo aprovechamos para poderlo comercializar. Porque cuando se tumba, queda toda esa leña, entonces mi idea es no dejarla perder. De pronto quemarla para hacer carbón que se pueda vender, o vender la madera. Porque de ahí va a tener uno para medio ayudarse. No es que eso le va a solucionar la vida, pero sí le ayuda. Ojalá, Dios quiera, alguna entidad, el ICA o Corponor(7) nos colaboraran con un permiso provisional para nosotros poder comercializar esa madera que se tumba. Porque si yo la llevo y me cogen por el camino, voy es preso. Como si eso fuera robado, como un ilícito. Y eso no es así, es un trabajo, mi trabajo.


Ahora yo trabajo acá y voy a tener que esperar unos tres meses para ver por ahí quinientos mil pesitos de los palos que voy a sacar. El señor que me compra la madera se la lleva fiada. Cuando a él le paguen, es cuando me vienen a pagar a mí. Yo soy consciente que él está trabajando es con mi plata, él está trabajando es con mi trabajo y yo sin nada. Entonces, esa es la zozobra y esa es la inseguridad, por la falta de trabajo, por lo duro que es.




Cada quien, acá en Caño Indio, tiene su propia historia y ahorita lo que es preocupante es el futuro de los jóvenes, ¿de qué se van a agarrar ellos para vivir? Porque no hay nada, no hay trabajo, no hay un proyecto que uno diga, de verdad le brinda oportunidades a los jóvenes. Yo por ejemplo, tengo mi propia idea, mi propio proyecto formado en la cabeza, porque uno no tiene a quién disponérselo. La idea mía sería una granja agroindustrial formada por puros obreros y, que en esa granja, los estudiantes al menos tengan unas tres horas en la semana de capacitación con las plantas, con los animales, para que, ojalá desde acá, al menos saliera un agrónomo. De la misma granja agroindustrial saldrían todas las semillas, tanto de animales y de plantas, pa’l resto de veredas y eso generaría empleo y no tendríamos que ir a ningun lado a buscar semillas.

Ahora que nosotros firmamos los acuerdos –porque yo también firmé como obrero, como raspachín– hicimos un compromiso de no meternos con más cosas ilícitas. Ni con matas, ni con esas cosas. Pero yo sí digo, si a los obreros no nos dan ayuda de nada, nosotros seremos los futuros coqueros. Iremos a pagar, lógico, lo que la ley diga, 50, 100 años de prisión, o cadena perpetua. Pero uno con necesidad ¿a qué no se va a arriesgar?



Es que el obrero es el que trabaja para todo el mundo. Trabaja para el patrón, trabaja para para el gobierno, trabaja para todos los grupos armados, trabaja para el mafioso… El obrero es el que no tiene nada, ni tierra, ni nada. El obrero es al que todo el mundo exprime. El obrero no tiene oportunidades, no tiene nada.


Yo con 55 años, ya vaya y venga. Yo ya di lo que iba a dar, mis fuerzas ya no son las mismas. Si uno a esta edad tiene que resignarse a morir como obrero, pues no de hay otra. Pero eso no debería ser así. Porque uno con ideas, y alguna ayuda, uno puede progresar. Pero esto está en un abandono terrible.


Yo como colombiano no sé, yo jamases nunca he recibido nada, no me han brindado nada, ni oportunidad de nada. Aquí, en Caño Indio, hasta ahora fue que arreglaron el ramal, pero no hay luz, ni agua, ni buena escuela. ¿Cuándo irá a llegar todo eso? ¿Llegará para el futuro de mis hijos? ¿de mis nietos? ¿cuándo?




NOTAS

(1) Plan Colombia es el nombre del programa de asistencia técnica y militar de los Estado Unidos a Colombia con el propósito de erradicar el narcotráfico, fotalecer la justicia y la insitucionalidad y derrotar a las guerrillas. El polémico Plan incluyó fumigaciones áereas con glifosato sobre el campo y los campesinos colombianos, además del fortalecimiento del aparato bélico del Estado colombiano. Según algunos, durante sus 15 años de implementación, Colombia se convirtió en un estado viable, segun otros, las consecuencias en términos de vulneración de derechos humanos, daños ambientales y fragmentación de los carteles de la droga son lamentables y el número de personas desplazadas por los grupos paramilitares, la fuerza pública, las guerrillas y las fumigaciones, subió dramáticamente.


(2) El término “Paras o paramilitares” hace referencia a estructuras armadas ilegales de extrema derecha, que en Colombia se originaron como estrategia contrainsurgente, pero que se convirtieron en organizaciones criminales al servicio de intereses particulares relacionados con la acumulación de tierra, el poder político, social y económico y el negocio del narcotráfico. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, en la región del Catatumbo, donde está ubicada la vereda Caño Indio, hicieron violenta presencia tres estructuras paramilitares de las llamadas AUC (Autodefensas Unidas de Colombia): Bloque Catatumbo, Frente Héctor Julio Peinado y el Frente Resistencia Motilona. Tras su paso por la región, estas estructuras sembraron terror y muerte y transformaron el uso y la propiedad de la tierra.


(3) El Bloque Catatumbo se desmovilizó en 2004. En el 2006 se desmovilizaron el Frente Héctor Julio Peinado y el Frente Resistencia Motilona.


(4) Desde Mayo de 2017, se implementa el Programa Nacional Integral de sustitución Voluntaria de Cultivos de Uso Ilícito, producto de los Acuerdos de la Habana, entre las FARC-EP y el Gobierno colombiano. A cambio de una remuneración mensual durante un año por las labores de sustitución, un aporte a la implementación de proyectos de autosostenimiento y seguridad alimentaria y asistencia técnica, las familias se comprometen a no resembrar coca y a no involucrarse con labores relacionadas con cultivos de uso ilícito, ni con las materias primas derivadas de la coca.


(5) Según el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) de las Naciones Unidas, Tibú, el municipio al que pertenece la vereda Caño Indio, era el segundo municipio de Colombia con la mayor cantidad de coca sembrada en 2016, con 12.787 hectáreas en total. Caño Indio se convirtió en el piloto del programa y empezó rápidamente la sustitución de la coca, ya que a principio del 2017 se instaló allí una de las zonas donde las FARC-EP se agrupó para dejar las armas y pasar a la vida civil.


(6) “Roza, tumba y quema” es una forma tradicional de agricultura de subsistencia en regiones boscosas, como el Catatumbo. Los agricultores tumban sectores del bosque y queman estos claros, para que la ceniza aporte fertilidad al suelo y así, cuando siembren, sea viable que la cosecha prospere. Cuando la tierra se agota, los campesinos deben abrir nuevos claros, aportando a la deforestación de estas regiones extendida en gran medida por los megaproyectos energéticos, la minería y la gran explotación maderera.


(7) CORPONOR (Corporacion Autónoma Regional de la Frontera Nororiental) Se trata de la autoridad ambiental del Departamento de Norte de Santander, ICA (Instituto Colombiano Agropecuario) es la institución nacional ocupada de los temas agropecuarios y agroalimentarios de Colombia.


Enero de 2018

Tibú, Norte de Santander, Colombia



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